Laberintos sin chocolate.
La imagen de la literatura mexicana en el mercado editorial alemán.

Por Iliana Sánchez Roa.

Imagine Berlín. Una ciudad que parece vivir nutriéndose de transformaciones y que durante la última década ha mudado su semblante de manera radical buscando siempre una nueva identidad que represente los ideales políticos y culturales de un nuevo capítulo de la historia alemana. Una ciudad con tres millones y medio de habitantes obligados a reorientarse una y otra vez en un laberinto de transformaciones vertiginosas, que atestiguan diariamente los acontecimientos políticos más importantes del país, espectadores de una vida cultural agitada y heterogénea.

En el barrio de Charlottenburg se ubicó durante casi dos décadas la “Librería Románica”. Un punto de encuentro e intercambio para hablantes nativos de las diversas lenguas romances y para alemanes amantes de la literatura proveniente de tales regiones. Un baúl con bálsamos literarios para curar las nostalgias, despertar la curiosidad y alimentar los deseos de aventura.

Una versión más modesta, pero no menos interesante del mismo fenómeno, podía encontrarse en el barrio de Kreuzberg: “La tortuga”, un anticuario de literatura en lengua española. Toda transformación implica una pérdida y la evolución actual del mercado cultural y editorial en Alemania viene dificultando cada vez más la existencia de librerías especializadas.

La “Librería Románica” terminó por clausurar sus puertas al público definitivamente. “La tortuga” siguió su ejemplo casi de la mano y así los lectores tenemos que andar por las nuevas sendas que nos marca el tiempo para calmar nuestra sed de lectura.

Hace unos días, mi vecina me invitó a beber una cerveza en su balcón. Mientras disfrutábamos del calor de la tarde, me preguntó si en nuestro país aún existían hombres con sombrero haciendo la siesta y si sabía bailar tango. Al percatarse de mi sorpresa, me contó que había estado en uno de ésos nuevos almacenes culturales en el centro de la ciudad para buscar obras de autores mexicanos, como lectura de verano.

Pues bien, mi vecina preguntó a una empleada qué podría recomendarle. La empleada se dirigió inmediatamente a su computadora y después de algunos minutos le pidió que la acompañara a la sección Literatura Universal. Le mostró dos ediciones de lujo de Wagenbach. La primera, titulada Defilee der Liebe (El desfile del amor) de Sergio Pitol, le hizo pensar en la Love Parade y el ambiente tecno. Sintió más curiosidad por el segundo ejemplar, cuya portada mostraba la fotografía en blanco y negro de una atractiva joven de cabello oscuro y vestimenta sencilla acentuando su silueta: Erinnerung an die Zukunft (Los recuerdos del porvenir) de Elena Garro, quien en la contraportada era presentada como la esposa de Octavio Paz.

Preguntó si acaso había obras de tal autor y fue dirigida a la sección de Novelas, donde por cierto no hallaron ningún ejemplar suyo, pero sí de otra autora mexicana presentada como famosa, admirada y envidiada: Laura Esquivel, Das zärtliche Alphabet des Don Júbilo (Tan veloz como el deseo). Esta edición de Lübbe mostraba en la portada tres personas paseando a la orilla de la playa. Dos mujeres levantando sus enaguas y un hombre que galantemente cubría con una sombrilla a una de ellas.

Pensó que en México se estaría estupendamente en las playas de Cancún o Acapulco, mientras la empleada le explicaba que esta obra también estaba disponible como audilibro. ¿Tenían por casualidad ese bestseller de la misma autora, Bittersüße Schokolade? (Como agua para chocolate). La empleada regresó presurosa a su computadora. En medio de la sala se encontraba un carrito repleto de libros que parecían estar esperando encontrar su sitio en los libreros.

 

Llamó su atención un tomo que tal vez ya impaciente había resbalado del alterón: Olga forever, Krimi in zwei Fällen (Siendo que el campo de batalla... y Que todo es imposible). Una mujer con ropa y casco azules circulando en una vespa roja por un confuso laberinto de rampas de asfalto. ¡Qué sorpresa! El autor, considerado como uno de los fundadores de la nueva novela negra latinoamericana, vive y trabaja en México: Paco Ignacio Taibo II. El asfalto ¿será Mexiko-City?

Mientras tanto, la empleada volvía con la noticia que la novela de Esquivel estaba agotada, pero le mostró un tomo editado por Suhrkamp titulado Das Labyrinth der Einsamkeit (El laberinto de la soledad) del esposo de la Garro. La obra se recomendaba a quienes pretendiesen comprender la identidad mexicana.

Mi vecina repasó mentalmente las asociaciones que tenía de México – mariachis, tequila, sombreros y el Mundial del 86. Pero por lo visto, la sensualidad femenina parecía ser más importante. Empezó a sospechar que su idea era incompleta y que la realidad en México mucho más compleja y contradictoria. Luego, revisó tres obras de Ángeles Mastretta , publicadas por la misma editorial. El título de la primera, Frauen mit großen Augen (Mujeres de ojos grandes) corroboraba la imagen sugerida por la portada de Emilia (Mal de amores), con otra fotografía en blanco y negro de otra joven de pelo largo y oscuro, también muy atractiva, como todas.

El título del tercer tomo aumentó sus dudas: Mexikanischer Tango (Arráncame la vida) ¿No se suponía que los tangos son argentinos y los mariachis mexicanos? Sintió que comenzaba a perderse en un complejo laberinto de imágenes y asociaciones.

Echó un vistazo a las obras editadas por Fischer “del autor mexicano contemporáneo más conocido en la actualidad”: Carlos Fuentes. Terra Nostra y Die gläserne Grenze (La frontera de cristal). Ésta última iba acompañada de una interesante cita que algo tenía que ver con Dios y los Estados Unidos.

La portada mostraba una fotografía de la entrada a un cementerio sumergido en una espesa neblina. Rocordó que en las películas México siempre fue un buen escondite para los bandidos norteamericanos, mientras escuchaba a lo lejos la voz de la empleada aclarando que si prefería otros libros u otros autores sería necesario encargarlos.

Mi vecina salió ese día del almacén con las manos vacías, con la certeza de ignorar por completo la vida real en México y con ganas de invitarme una cerveza en su balcón en cuanto llegara el verano.